Impuesto rosa: así es como las mujeres pagan más por lo mismo

Diferentes estudios y cálculos realizados sobre el costo de las marcas "para ellas" demuestran que las mujeres deben gastar más en productos esenciales

Por KAREN FLORES

  • Diferentes estudios y cálculos realizados sobre el costo de las marcas “para ellas” demuestran que las mujeres deben gastar más en productos esenciales

Las personas estamos expuestas a estereotipos de género desde que nacemos debido a nuestra biología, como de qué color debe ser nuestra ropa o qué juguetes usar —el color rosa es para las niñas y el azul para los niños, se suele escuchar—.

Actualmente podemos seguir viendo esta clasificación no sólo en los productos o servicios que consumimos acorde a nuestras necesidades individuales, sino en las compras que realizamos cuando vamos al supermercado. Y es que hay una diferencia entre querer comprar y tener que comprar.

El costo de la menstruación en México

A finales del año pasado, con 185 votos a favor, 218 en contra y 11 abstenciones, el pleno de la Cámara de Diputados declinó la propuesta del colectivo #MenstruaciónDignaMéxico para reformar la Ley del Impuesto al Valor Agregado, con la cual se buscaba un 0% del IVA, en vez del 16%, a los productos de gestión menstrual, tales como las toallas sanitarias, pantiprotectores, tampones, copas menstruales, entre otros.

El colectivo argumenta que el impuesto a estos productos es discriminatorio contra las personas menstruantes, pues margina Derechos Humanos como la igualdad, la no discriminación, el derecho a la salud y a una vida digna.

¿Sabías que una persona que menstrúa lo hace en promedio 2 mil 535 días a lo largo de su vida?, equivalente a siete años consecutivos.

Actualmente, más de 63 millones de mujeres, adolescentes y niñas menstrúan en México, quienes en total pagan tres mil millones de pesos más que quienes no menstrúan, sólo porque su cuerpo realiza esta función biológica.

El costo a pagar por un producto “para ellas”

Aunado a este tema de los impuestos y su impacto en este ciclo biológico, se encuentran los productos con diferencia de costos en venta según el género del consumidor final.

Específicamente, hablamos de los productos que son para las mujeres, debido a que son “hechos para ellas”, por lo que el diseño de sus envases es diferente, sus aromas son más característicos y sus colores de presentación son “femeninos”.

Este fenómeno se abordó oficialmente por primera vez en 2015, cuando el Departamento de Asuntos de Consumidores de Nueva York publicó un informe relacionado con el sobreprecio de un producto o servicio relacionado únicamente por estar dirigido a un público femenino, conocido coloquialmente como “Impuesto Rosa”. 

En el estudio se compararon características de versiones femeninas y masculinas de 800 productos, 90 marcas y 24 tiendas; se concluyó que las mujeres cubrieron en promedio 7% más del costo por productos similares a los de los hombres.

Tras los resultados, en varios países voltearon a estudiar el fenómeno, que entonces actuaba de una manera invisible, pero muy significativa para el monedero de las damas.

La necesidad de un equilibrio

Si a este sobreprecio en los “productos para mujeres” se le contextualiza con la brecha salarial existente entre ellas y los hombres, así como el acceso a una vida sana y digna, se puede apreciar la desigualdad que impera en la adquisición de productos y servicios al momento de hacer nuestras compras, también la discriminación contra la mujer por costos extra para los mismos productos que consumen los hombres.

Por cierto, ¿sabías que las mujeres representan más del 70% de las decisiones de compra a nivel mundial? Esto de acuerdo a un estudio del Banco Mundial.

Cabe mencionar que algunas entidades del mercado han justificado el sobreprecio de estos productos, debido a que existe un mayor gasto en marketing, mejor tratamiento para los envases y otros detalles que permiten la diferenciación de los artículos que son “para ellos” y los que son “para ellas”.

Generalmente, los productos para caballeros cuentan con una apariencia más seria y colores fuertes en tonos azules o negro, mientras que los productos dirigidos a mujeres suelen ser de colores claros y tonos rosados.

Debido a esto, los consumidores creen que los productos están diseñados específicamente para hombres o mujeres; sin embargo, hay muchos artículos que son idénticos en su composición esencial, como un gel para cabello, por ejemplo.

Finalmente, la primer acción legal aprobada en el mundo contra el Impuesto Rosa fue en California, Estados Unidos, donde el Gender Tax Repeal Act busca proteger a las consumidoras de la discriminación de precios en productos y servicios por cuestión de género. El objetivo es que ser mujer no tiene porque ser más costoso que ser hombre.

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